miércoles, 22 de agosto de 2012

Guiris


Cuando aterrizó en España su rostro se iluminó: su cóctel ansiado “sexandsun” estaba más cerca. Inmediatamente fue a la playa buscando que su piel blanquecina y sus tatuajes se aclimatasen al sol de julio. Ocho horas después regresó al hotel y decidió dejar lo del sexo para mañana. Su segundo día fue calcado al anterior. Y el tercero, y el cuarto,… Al finalizar sus vacaciones no pagó la cuenta del hotel: había desaparecido. Cuentan que desde que se esfumó, un cangrejo no autóctono, de extrañas manchas negras, recorre las playas desabrochando con sus pinzas los bikinis de las turistas. 



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